Estoy segura, segurísima que todos habéis vivido ese amargo momento en que alguien os pide que le prestéis esa novela que tanto os gusta y que, con sudores fríos, habéis hecho de tripas corazón para decir «nooooooo»… o, tal vez, os habéis inmolado y en cuestión de segundos habéis decidido que es mejor perder un libro que perder una amistad y con todo el dolor de vuestro corazón os habéis desprendido de esa parte de vosotros dando por hecho que solo un milagro lo hará regresar.

¿Trágica? No, realista, y recordar que un optimista solo es un pesimista mal informado porque ya os digo yo que, en el hipotético caso de que el libro regrese a vuestras manos, no vendrá en las mismas condiciones que lo disteis.

Sí, sí … ya lo sé … «pues hay que ver que tipo de amigos tienes que te devuelven los libros en malas condiciones « y también … «pues yo cuando me dejan un libro lo trato mejor que a mi vida « la gente es exagerada para conseguir lo que desea,  y mi respuesta seguirá siendo «noooooooooooooo».

mujer pelirroja

Cuando con catorce años dejé «Flores en el ático» de la inconmensurable V.C. Andrews con toda la confianza en mi gran amiga y jamás me lo devolvió perdí mi fe en el género humano. Naturalmente que compré otro ejemplar, pero yo quería el mío, el que llevaba impresa las huellas de mis dedos al pasar las páginas, el que con solo verlo me recordaba todos los momentos de placer al mimetizarme con sus páginas, ese, y no otro, quería yo.

Perdí el libro y la amiga que no pudo soportar que la mandara a la mierda. Ella no pudo entender que ese era el libro para mí,  que cuando lo leí pensaba » ojalá algún día yo pueda escribir así». Fue la señora V.C. Andrews la que me enseñó a escribir leyendo su espectacular prosa, la que avivó en mí el deseo de contar historias. 

Tal vez la culpa fuera de esa inmadurez adolescente que te hace decir «sí» cuando en realidad tu subconsciente te dice «no»… por eso , porque ya no soy tan inmadura ( a ratos) si me piden un libro que es importante para mí digo «no» y si se va el amigo/a es que no fue nunca un amigo/a… además, joder, que se lo compren que los escritores tenemos que vivir.

Y eso fue todo por hoy, sed precavidos con vuestros libros si los amáis.

Nota: Esta entrada me hará perder seguidores :/

 

Otras entradas:

lEn un mundo donde las mujeres intentan entender a los hombres …

Mi nueva novela : La princesa del Tártaro.

Recomiendo: Flores en el ático de V.C Andrews.

 

44 comentarios en “¿Prestar los libros?

    • Claro, es que hay libros y libros, y también momentos y momentos. A mí me encanta regalar libros y música porque son dos pasiones en mi vida, me intereso por conocer al otro y saber que tipo de escritura y música le gusta y obsequiarle con eso… pero dejar un libro que para ti es importante y que no te lo devuelvan me parece una falta de respeto.
      Saludos y nos vamos leyendo 🙂

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  1. ¿Perder seguidores? … la que suscribe se duplicará!
    Me ha pasado, cómo no, solo que no tuve el valor de mandarles a ese sitio … sin que me faltaran ganas!
    Ni aunque no viera tu nombre en esta entrada diría: seguro segurísimo que es de María del Mar Meseguer ¡Pura essenza!
    💜

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  2. Lo de prestar cosas, en este caso, libros es un tema delicatessen, me pongo fino para que no se me escape alguna palabra malsonante en casa ajena. Hay ciertos libros que son tan personales como un diario, y quién coño presta su diario?
    Luego hay libros prestables, no albergan ningún sentimiento añadido y otros tochos que nos encantaría que fueran solicitados para darles boleto de ida sin viaje de vuelta.

    En cuanto a quienes se prestan, a veces, te sorprendes y tu inmaculado pasta dura vuelve como si lo hubieran usado para calzar una estantería, y eso que era un amigo por quien podrías la mano en el fuego, después de su sacrilegio directamente lo quemarías tu a él. Otros de menor rango de confianza son tan cuidadosos como tu y a esos hasta la biblia de Gutemberg se les puede dejar. Para el final dejo a los despistados, que realmente esperan que seas tu el despistado para no devolverte la novela.

    Bueno, creo que mi opinión, de sobra ha sido expresada, poco más y la tengo que poner en mi blog y prestártela.
    Saludos

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    • Mira, yo no suelo pedirle libros a nadie, obvio, yo no los dejo ( ojo, si son libros importantes para mí) no los voy a ir pidiendo prestados, pero en el caso de que alguien me prestara alguno antes de devolverlo en mal estado voy y le compro un nuevo ejemplar.
      Es que la gente también tiene mucha cara, caray ¡¡
      Gracias por tu comentario, sigo pendiente de como van tus bolas navideñas jajajajaja

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      • En mi pequeña exposición creo que pongo a los más característicos. Yo con algunos lo pasaría mal por eso puse el ejemplo de un diario. Del resto no me volveria loco.
        La bolita rota es mi símbolo ñavideño de este año, si somos capaces de vivir con un corazón roto también pasar las navidades con una bolita igual.

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  3. Es una pesadilla eso de prestar libros, o no te los regresan o vuelven en mal estado, tristes y acongojados… Conozco a una persona que dice: No prestes libros, regálalos, porque así sabes de antemano que no regresarán… cierto!!! Y te evitas de sufrir y de perder amistades, porque cierto es que el malo termina siendo uno.
    Claro que no los invito a regalar sus preciosos libros, esos que «llevan impresa las huellas de sus dedos al pasar las páginas» (bellas palabras), pero si de todos modos uno termina comprando otro ejemplar, pues regalar el nuevo y quedarnos el de nosotros…bueno esa es la idea. Un beso.

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    • Es que yo creo que para los aquí presentes los libros son más que un objeto de entretenimiento, para nosotros son algo más porque llevan alma, cada libro lleva algo de la persona que lo escribió, cada página nos enseñó algo… A veces llegan en su momento justo y entendemos algo que desconocíamos, otras son una casualidad que se nos puso delante … pero son lo que amamos y puede que el otro no lo sepa pero al entregar uno de esos libros de nuestra vida ponemos parte de la nuestra en sus manos.
      Muchas gracias por tu comentario, besazos.

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  4. jajajaja Cómo me has hecho reír. Opino igual, de hecho, a mí también me entra el pánico cuando me piden un libro de esos intocables. Y tengo también una anécdota de la adolescencia tardía: en mis últimos años del instituto escribí el borrador de mi primera novela, que he tardado en publicar… (espera que estoy echando cuentas, joe) veinte años nada más; pues bien, le presté ese borrador a una amiga para que lo leyese y jamás lo volví a ver 😦 Sobra decir que perdí, no solo el borrador, sino también a la supuesta amiga. Y estoy hablando de una época en que imprimir y encuadernar (a canutillo de entonces), costaba un riñón para una estudiante como yo. En fin, fue un drama…
    Ahora, como tú, tampoco dejo libros, ni nada que se le parezca jajajaja
    Estoy contigo, que se compren los libros, que los autopublicados están tirados de precio, por los dioses, y si son en versión ebook te cuestan menos que un café!!!! (al menos los míos, jajaja)
    Un abrazo, María del Mar.

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  5. Creo que ganarás seguidores que comparten el mismo trauma… Aún recuerdo mi adorado ejemplar de Crónicas de una muerte anunciada. o el incunable La serpiente cósmica, o el ejemplar del medio de la trilogía sueca La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina… En otra vida seguiré mi intuición y seré más precavida.
    Un cariño para ti desde Argentina.

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    • Contigo se cumplió aquello de que a la tercera va la vencida jajaja…
      He leído dos de los que mencionas y son muy buenos libros, y dicen mucho si llegan a ti en el momento justo porque yo tengo esa extraña idea de que los libros dicen una cosa u otra dependiendo del momento que vivas…
      Sí, ya veo que somos muchos con el mismo trauma XD

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  6. Hola:

    Hasta pintado con boli me devolvieron a mí uno, ¡A mí que ni con lápiz escribo en sus márgenes!

    Lo que más me ha gustado es la parte de que «ya no será el mismo». Recuerdo una ocasión a en la que se lo dejé a una amiga, lo cuidó bien y lo devolvió en perfectas condiciones y en tiempo razonable. Sin embargo el libro devuelto no era ya el mío, es difícil de explicar, pero es como si se hubiera impregnado de otra alma. Nunca más pude volver a disfrutarlo, y creo que nunca seré capaz de explicar exactamente por qué, pero es cierto que volvió cambiado.

    Un saludo

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    • Sería muy arriesgado decir que dejar un libro importante es como dejar un amante importante ??????Nadie le deja su amante a otra porque lo disfruta mucho para que lo manosee y te lo devuelva cansado, no?
      Perdona , se me ha ocurrido al leerte porque en el fondo, yo también creo que los libros tiene alma, por lo menos dos, la de quien lo escribe y la de quien lo lee.
      Un placer tener tu opinión aquí ¡¡¡

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  7. Estoy de acuerdo contigo, yo no presto mi libros, que ya he tenido malas experiencias, recuerdo una ex- amiga que devolvió un libro, y aun recuerdo con terror como lo sacaba de su bolso minúsculo, todo arrugado, porque claro no entraba que es que era muy obvio, y para colmo, si no eso fuera suficiente estaba sucio ……
    He sufrido mucho con tu experiencia prestando el libro «Flores en el ático», la persona que no te lo devolvió no se merece ningún respeto, primero porque era un libro muy especial para ti y luego porque no me parece ni medio normal no devolverlo.

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    • La expresión «ni medio normal» me recuerda a una persona a la que quiero tantísimo que me hiciste sonreir 🙂
      Anotación aparte, yo creo que no me lo devolvió porque le daba vergüenza el estado del libro, puede que un hermano pequeño, un animal de compañía, y que por supuesto no es culpa más que del que debe cuidar el libro, pero ceo que algo así debió suceder.
      Me hiciste sonreír con 2es que era muy obvio» …. no me extraña que ahora sea una ex amiga.
      Gracias por pasarte por aquí y dejar tu opinión 🙂

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  8. Parece que todos vamos por el mismo cauce. Y evidentemente yo me ponía a temblar ante la temida pregunta. Pero ahora que lo pienso, hace bastantes años que nadie me pide uno. Desde un punto de vista positivo, para que alguien te llegue a pedir uno es porque antes ha tenido que haber una plácida conversación sobre el susodicho… Así que llego a mi conclusión de que a día de hoy no tengo con quien hablar de libros. Bueno, rectifico. Os tengo a vosotros y en parte por eso nació mi blog y estoy aquí escribiendo agazapada y retrasando el momento de levantarme de la cama. Un besito!

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  9. ¡Cuánta razón destilan tus palabras! Yo he perdido varios libros de esa forma: Juan Salvador Gaviota, La carta esférica… y te puedo decir que quienes se los quedaron perdieron muchos enteros ante mí. Vamos, que la amistad se fue a la mierda. Ahora con el kindle siempre tengo la excusa de que ¿Ah? es que como no puedo sacar el fichero del libro…. Y, por supuesto, el ebook no se lo dejo… a nadie. Ese solo lo «manoseo» yo, je,je,je

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  10. Yo creo que la clave no es prestar el libro sino a quién se lo prestamos y no queda más remedio que ser consecuente con nuestra forma de ver las cosas. Yo tengo personas a las que presto los libros con absoluta confianza y otras a las que … ni de coña les presto el libro. El que quiera que lo entienda y mi experiencia me dice, que terminan entendiéndolo jajaja
    Un abrazo.

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  11. Odio ese momento en el que le recomiendas a alguien un libro que te encanta y te pide que se lo dejes. Joder, que incomodidad. Dos veces lo he hecho y dos veces he tenido que volver a comprarme los libros porque no los he vuelto a ver. Yo, que tengo mis libros como pequeñas cajitas de recuerdos llenándome las estanterías. Aunque tengo que decir que he aprendido la lección y mis libros se quedan conmigo en mi casa, lo siento mucho pero no se van con nadie.

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  12. Justo estoy en ese dilema. Recuerdo una vez cuando un amigo nos pidió a otro y a mí, si le prestábamos uno de los últimos de Harry Potter, ya hace tiempo de eso. Cuando ibamos en su carro, traía uno de El Señor de los Anillos con la portada toda doblada. Por supuesto que mi respuesta sería «no». Ahora, alguien me pide que le preste el más reciente de Dan Brown, «Origen». Es una persona lectora y que se ve que cuida los libros, pero aún así, no sé qué hacer.

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  13. Ja, ja, ja, ja; me da risa porque me siento plenamente identificado con la sensación. En mi caso, sin embargo, me regresaron el libro. Era «La fiesta del chivo» de Mario Vargas Llosa y no tenía ya la portada. Ahora no se me hace chiquito el corazón al decir que no: lo hago con gusto. No pretendo dejar que vuelvan a maltratarlos de esa forma.

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